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From the Field

Roma, una Pidgin City Okupada

Ocupación ilegal de espacios sin uso regulado en la ciudad por parte de inmigrantes : ¿una vía de renovación de los barrios en la ciudad ? Adriana Goni Mazzitelli explica como en Roma, este tipo de asentamientos favorecen la proliferación de nuevas formas de ciudadanía.

En la ciudad de Roma, las migraciones internacionales han crecido en los últimos años, produciendo varios fenómenos urbanos interesantes para la reflexión. En nuestra investigación-acción, como Laboratorio Arti Civiche [1] y Dipartimento di Studi Urbani, nos ocupamos de lo que llamamos la Pidgin City [2], es decir la ciudad que está emergiendo de los squats de inmigrantes y de su interacción con los barrios ya consolidados de la capital italiana. Para entender la construcción de la Pidgin City hay que liberarse del miedo a equivocarse y errar deliberadamente, para estar disponibles a participar a las interacciones nuevas.

Encontramos en las prácticas informales de las ocupaciones de Roma la fuente de un cambio más profundo que él de renovación física de espacios abandonados. La diversidad cultural de los ocupantes, su forma de apropiarse el espacio y el desarrollo de sus actividades en el inmediato entorno regeneran los barrios, hacen surgir de nuevo relaciones de vecindad en partes de la ciudad donde estos habían desaparecido. Este fenómeno de “liberación” de espacios abandonados de las metrópolis en el siglo 21 nos parece una clave interesante para interpretar la realidad social de una ciudad insurgente y plural.

Una red de espacios rebeldes con vocación pública

Las ocupaciones de inmuebles vacíos por familias de todo el mundo llevan más de diez años, desde que los movimientos de lucha por el derecho a la casa, en particular el Colectivo ACTION diritti in movimento, il Movimento di Lotta per la Casa (Coordinamento di Lotta per la casa), y los Blochi Precari Metropolitani, abrieran su lucha a familias inmigrantes en estado de extrema necesidad habitativa y de pobreza. Estos movimientos están constituidos por activistas sociales, que en los años 70 iniciaran las batallas por el derecho a la casa. Con el tiempo, a las familias italianas en asentamientos informales les fueron dadas casas populares en las periferias, construidas en altos edificios que seguían las tendencias del Movimiento moderno en arquitectura y que crearan nuevos barrios marginales como El Corviale, Morandi, Serpentone, entre otros. El movimiento en los años 90 encuentra un nuevo desafío con las familias de inmigrantes, y una nueva generación de activistas, guiados por los mas ancianos, que comienzan a ocupar en forma organizada varios edificios abandonados. Muchas de estas familias inmigrantes vivían en asentamientos informales, incluso debajo de puentes y autopistas, otras habían perdido el trabajo y pasaban de una situación de bienestar a una precariedad no prevista, quedando sin casas populares y sin apoyos estatales, por lo cual con un destino incierto. Hoy en día el movimiento cuenta con varios inmigrantes que luchan por sus derechos en primera persona.

La metodología de ocupación que el movimiento ha desarrollado permite re-construir un mapa de los espacios abandonados de la ciudad, en particular los bienes abandonados debido a la especulación edilicia, aquellos confiscados a la mafia, o el patrimonio público vacío. Luego se pasa a estudiar sistemáticamente cuales son los inmuebles mas convenientes para ocuparlos para uso residencial. En los años 2000 los movimientos de lucha por la casa han logrado negociar con el gobierno de la ciudad para que cediera inmuebles o tratara con los propietarios para no desalojar a las personas. No son reconocidas oficialmente pero el Consejo Municipal de Roma, una o dos veces al año, hace un encuentro entre movimientos y Municipio que realiza una delibera donde se tratan varios casos de ocupación juntos, pactando por 4 o 5 años de permiso para esas residencias.

Estas poblaciones no solo ocupan los espacios, sino que crean “condominios mestizos”, es decir lugares donde se experimentan formas de vida comunitarias y multiculturales, que se dan reglas internas de convivencia. Asimismo de nuestra investigación se evidencian tres fases. La primera es cuando se ocupan los inmuebles, son los primeros años en los que se crea la comunidad interna y se defienden de los posibles desalojos. Las ocupaciones varían según la dimensión del inmueble ocupado, pueden ser pequeñas con unas 15 familias, o edificios enormes con 120 familias. La segunda fase que los transforma en lugares de renovación para los barrios, es luego de tres años de ocupación, donde muchos espacios se inician a abrir a actividades públicas que las comunidades internas deciden realizar como una forma de reconocimiento a la sociedad y al Estado que les permite estar en estos inmuebles para resolver su problema de la casa. Por ultimo la tercera fase, es la de querer tener un rol activo en los cambios de el propio barrio, y de la propia ciudad.

Ocupaciones informales como alternativa a las desigualdades sociales y a la segregación urbana

Muchas de estas ocupaciones se encuentran en el día de hoy en lugares centrales de la ciudad, o al interno de barrios, revolucionando el concepto de segregación urbana espacial de las clases desfavorecidas que son expulsadas en general hacia las periferias, o fuera de la ciudad.
El tejido urbano consolidado, gracias a sus servicios, tiene la capacidad de crear nexos entre los distintos grupos, y generar valores de pertenencia barrial para los inmigrantes de las ocupaciones. La adscripción identitaria personal se conforma gracias a las relaciones que se establecen en la vida cotidiana en los barrios [3] ; vemos que los niños van a la escuela, las madres se hacen conocer en los mercados locales, los hombres en los bares y se inician a percibir cambios en la dinámica de la vida cotidiana del barrio. Esto contribuye a una nueva configuración identitaria “polifónica” [4], llena de colores, sabores e idiomas diversos en las calles.

Los emigrantes traen con si una capacidad de transformación informal de la ciudad, es decir la capacidad de desarrollar actividades de socialización, allí donde no estaba previsto y modificar el espacio público. La ciudad de Roma posee muchos de estos “vacíos urbanos” que han sido abandonados y dejados desiertos por las costumbres individualistas del consumismo en los nuevos estilos de vida urbanos occidentales.

Esta capacidad de transformación informal ha hecho revivir lugares públicos, medios de transporte urbanos, y nuevos comercios étnicos dedicados a la nueva ciudad. La informalidad de estos usos transforma un espacio verde abandonado en el parque donde almuerzan los domingos los peruanos, o un viejo edificio en una ocupación con una sala de Té del Marruecos, o un parking en un mercado temporáneo improvisado, a precios accesibles y con productos típicos, al que llegan buses internacionales que vienen del Este de Europa por ejemplo, que se activan en un determinado día en un determinado lugar.

Metropoliz, una ex-fabrica ocupada

Nuestro trabajo de los últimos dos años a Roma se ha concentrado en una ex-fábrica abandonada, situada en la Vía Presnestina, una de las arterias de comunicación más importantes de la ciudad. El barrio donde se encuentra es una zona con un gran orgullo “obrero” por haber sido una de las áreas más industrializadas de la región. La fábrica fue ocupada por el movimiento Blochi Precari Metropolitani en el 2009, son 90 familias que luego de dos años, han obtenido la residencia allí, lo cual es un gran triunfo desde el punto de vista político para ellos.

Aquí están naciendo un idioma y un espacio Pidgin donde coexisten personas provenientes de Perú, Santo Domingo, Marruecos, Túnez, Eritrea, Sudan, Ucrania, Polonia, Romanía e Italia, y donde han sido incluidos también 100 roms provenientes de Romanía, que han rechazado vivir en los container de los “Pueblos de la Solidaridad y Centros de Agregación Rom” [5] que les propone el Municipio de Roma.

Cuando se llega, parece entrar en un barrio o mejor una “vecindad” ; donde cada uno se encontró un lugar y se han auto-construido las casas, divididas por las calles de circulación pre-existentes de la fábrica. Muchos de los grupos tienden a re-crear sus espacios de sociabilidad llamándolos también con nombres conocidos a su cultura de origen. Por ejemplo La Casba, donde varias familias de Marruecos construyeron sus casas, o la Plaza Perú, mostrando la importancia para los peruanos del espacio público, y creando un “enclave”, llamando poco a poco a más integrantes de las familias peruanas para ocupar las casas alrededor de la “plaza”. Por otro lado encontramos separado con un muro, mas allá de la fabrica en un galpón la “ciudad rom o gitana”, como la han llamado al interno.

La “ciudad rom” es un gran galpón donde al interno las familias se han auto-construido las casas, tiene una grande porción de terreno delante y detrás, donde se realiza acopio de materiales de reciclo. Su trabajo es muy similar al de los clasificadores de residuos de Latinoamérica, donde se va a buscar el material en la mañana y en la tarde las mujeres ayudan a sus maridos a separar el cobre y otros materiales de los cables.

En los extremos mas alejados de la fábrica están los italianos, que han sido desalojados de la ciudad y no pueden pagar el alquiler. Sus casas son réplicas de los apartamentos modernos y en algunas ocasiones son los que más “sufren” de estar en la ocupación. Por ejemplo las familias con niñas pequeñas que sienten las burlas de los amigos de escuela, pero poco a poco se han integrado y las niñas se divierten con sus amigas peruanas al interno de la fábrica.

El desafío : la Reactivación Cultural y Social Urbana dando espacio a lo inesperado

Por su fisonomía singular, Metropoliz ha sido objeto de varios proyectos artísticos que también han creado una economía alternativa, por ejemplo un set cinematográfico, que le ha dado una relevancia y visibilidad en la ciudad, con artistas de grande nombre que vienen a usar los sugestivos espacios de la fábrica para realizar sus instalaciones y performances [6].

Metropoliz no es un caso aislado al interno de la ciudad de Roma, existen muchas ocupaciones con características diversas [7], que están ofreciendo a los ciudadanos espacios públicos nuevos donde desarrollar una reactivación cultural y social urbana.

Apoyar desde la Universidad este movimiento de lucha por la casa para recuperar edificios abandonados y ocupados, significa apoyar un oportunidad estratégica, en la lógica de actuar contra la segregación física y las desigualdades sociales crecientes. Con las ocupaciones se densifica la ciudad y se trabaja a la integración y en la intercultura, dando la posibilidad a las poblaciones de auto-organizarse y re-inventarse fuera de las lógicas establecidas.

Desde el punto de vista de la planificación, esta experiencia contribuye a desarrollar programas alternativos al crecimiento urbano basado en la especulación edilicia y la cementificación del Agro Romano en periferias anónimas. Esta es una elección también política de unirse a una batalla por el derecho a la ciudad, a la casa, a los servicios urbanos, a la mixidad cultural y al ganar y ejercer los propios derechos de ciudadanía.

Fotografía aérea de la fábrica ocupada Metropoliz © Andrea Valentini

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Pour citer cet article :

Adriana Goni Mazzitelli, “Roma, una Pidgin City Okupada”, Métropolitiques, 20 juin 2012. URL : https://metropolitics.org/https:/metropolitics.org/Roma-una-Pidgin-City-Okupada.html

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